Los Topos. Los libros de historia dicen que la Guerra Civil española concluyó en 1939. Pero, tras el último parte de guerra, muchos combatientes, cargos públicos y simpatizantes del legítimo gobierno republicano se vieron obligados a huir de la represión franquista y esconderse como topos. A finales de los años sesenta, tras el decreto de amnistía concedido por el dictador, los topos salieron, como hongos después de la lluvia, del agujero donde habían vivido escondidos, todavía con el temor a las represalias. En ocho años de investigación, los autores de Los Topos siguieron pistas, recibieron portazos, amenazas de muerte, etc. Todo para conseguir los estremecedores testimonios de quienes fueron perseguidos por un enemigo invisible que los enterró en vida. Sus testimonios hablan de la experiencia de su cautiverio, pero también hablan de los otros desaparecidos que no pudieron contar su propia historia, y del gran sacrificio colectivo que marcó sus vidas y las de sus familiares.

Casos célebres de «topos» que permanecieron ocultos hasta la década de 1960 fueron Manuel Cortés Quero, último alcalde republicano de Mijas (Málaga), que permaneció escondido entre 1937 y 1969,3​ o Eulogio de Vega, alcalde socialista de Rueda (Valladolid), que estuvo oculto hasta 1964.​ Protasio Montalvo, alcalde socialista de Cercedilla, estuvo oculto hasta 1977.De los 38 años que estuvo escondido, tres los pasó en una conejera y el resto enfrente de su propia casa.

También se puede citar el caso de Eufemiano Días González, vecino de La Mata de Curueño, provincia de León, que permaneció diez años oculto en una fosa excavada en una cuadra de ovejas, que sus familiares tapaban durante el día con unas tablas sobre las que tiraban estiércol. Sólo salía del hoyo por las noches «para estirar las piernas». Se escondió tras haber combatido en el frente de Asturias y en 1947 se entregó a las autoridades franquistas, aunque el tribunal militar que lo juzgó lo dejó en libertad sin cargos.

Un caso parecido fue el de Patricio Sierra Grajo, antiguo Guardia de Asalto, que vivió escondido durante 12 años en Orellana la Vieja, provincia de Badajoz. Más sorprendente resulta el caso de los hermanos Juan y Manuel Hidalgo España, que estuvieron ocultos 28 años muy cerca el uno del otro, pero sin que llegaran a verse durante todo ese tiempo.

La única mujer «topo» de la que se tiene noticia fue Teodomira García de Zarza de Tajo, provincia de Cuenca.



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