Picasso con los exiliados. La cofundadora de Mujeres Libres da testimonio de su amistad con el artista y de la ayuda que este brindó a los exiliados republicanos en París
«Los comienzos en París son siempre duros, difíciles: hay que adaptarse al clima, a los fríos inviernos, al idioma, a las costumbres, hay que trabajar mucho.» Cuando Mercedes Comaposada Guillén, llega exiliada a París en 1939, su encuentro con Picasso se convierte en un acontecimiento que marca su vida e inaugura una amistad que durará décadas. Sus memorias trazan un retrato del Picasso más humano y cotidiano, más próximo a los españoles derrotados, a los que ayudó y sirvió de vínculo con la sociedad francesa. Su testimonio es un valioso documento para conocer la vida de los exiliados españoles a su llegada a Francia con solo lo que pudieron cargar, sin saber dónde iban a dormir, cómo iban a calentarse en el frío invierno o qué iban a comer.
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Mercedes Comaposada Guillén (Barcelona, 14 de agosto de 1901 – París, 11 de febrero de 1994), nacida como Mercè Comaposada i Guillén en catalán, fue una activista española, cofundadora, junto con Lucía Sánchez Saornil y Amparo Poch y Gascón, de la organización Mujeres Libres, con importante participación en la revolución social española de 1936.
Poco tiempo después se dirigió a Madrid para continuar sus estudios de Derecho, teniendo como profesores a Antonio Machado y a José Castillejo. En esta etapa de su vida, en la que también se formó como pedagoga con el fin de enseñar a otras mujeres, conoció a Lucía Sánchez Saornil, junto a quien tuvo la idea de crear un grupo de mujeres específico al ámbito del movimiento libertario. Sánchez y Comaposada “habían enseñado en cursos de instrucción elemental para obreros y obreras, promovidos por la CNT de Madrid en los años 30. Vieron la necesidad de realizarlos específicamente para las mujeres, dada la misoginia y los prejuicios existentes”.
Mujeres Libres
En abril de 1936, junto a Lucía Sánchez Saornil y Amparo Poch y Gascón, fundó la organización feminista Mujeres Libres, la cual pasó a ser, junto con la Confederación Nacional del Trabajo, la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias y la Federación Anarquista Ibérica, una de las principales organizaciones del movimiento libertario español.
La organización creció rápidamente, llegando a sumar más de 20.000 integrantes obreras y campesinas de la zona republicana en 1938. Uno de los factores que ayudaron al crecimiento de la organización fue el hecho de que Mercedes en persona viajase a Barcelona con los estatutos de la Federación Nacional buscando a un grupo de mujeres, la mayoría miembros de la CNT y de otros organismos como los ateneos y las Juventudes Libertarias, que había formado la Agrupación Cultural Femenina, para informarles de que ya se había formado una organización con los mismos objetivos, pidiéndoles que se unieran a ellas. Un mes más tarde, en mayo de 1936, se publicó el primer número de Mujeres Libres, la revista anarcofeminista que surgió a partir de la organización homónima. El objetivo de esta publicación, que siguió activa hasta 1938.
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